sábado, 31 de marzo de 2012

A 30 años.

Distinto tiempo, un lugar nuevo, en la misma situación.


Neoliberalismo y Dictadura Militar
ESPAÑA: Neoliberalismo y dictadura de la CEE










CGT: 30 de Marzo de 1982
UGT: 29 de Marzo de 2012

Por Paz, Pan Trabajo
Represion

Represión
Ninguneo al reclamo
Ninguneo al reclamo

Por suerte estamos lejos de ese pasado y de esta España, empecinada en recorrer nuestro camino, pero en sentido contrario. Y acá se terminan los parecidos. Ni Rajoy invadirá Gibraltar, ni Moyano llamará a un paro General.



jueves, 29 de marzo de 2012

Tú tambien?

Corría 1982.  Así como el olor a tierra mojada alerta sobre la próxima llegada de la lluvia, se podían olfatear en el ambiente brisas de novedad y libertad que presagiaban el próximo avenimiento de la democracia. 

Por entonces, todo joven izquierdista cuidaba de no olvidar cargar en su morral  “La montaña es algo más que una inmensa estepa verde” antes de salir de su hogar a emprender el camino hacia la revolución que latía ansiosa a la vuelta de cualquier esquina, tras los portones de cualquier fábrica o en la cúspide de las escaleras de acceso de cualquier facultad. Es que el vendaval sandinista que barría todo Latinoamérica desde Nicaragua aportaba un remozado espíritu romántico y tropical que enamoraba a una nueva generación. 



Reconozcamos un dato significativo, la alta poesía de Ernesto Cardenal, en relación a los fríos textos de Marx, Engels o Lenin, representaba un salto cualitativo singular a la hora de argumentar a favor de la necesidad de socializar en el lecho. Además, la esencia amplia y policlasista del FSLN, habilitaba a ensoñar con compartir con una linda pequeñoburguesita de camisola hindú, los ocasos centroamericanos tras una ardua jornada de trabajo en la Brigada del Café. La magia de Sierra Maestra se había reeditado, por fin, en las tierras del Momotombo y Solentiname. 

Pero entonces, la hecatombe. 



El Comandante Cero, antiguo jefe de la gloriosa columna “Benjamín Zeledón”, héroe de la toma del Palacio de Managua, se pasó al enemigo. Eden Pastora renuncia a su puesto de lucha y funda, desde el exilio costarricense, el “ARDE”, la belicosa esencia de la contra revolución que amenazaría con retrotraer la primavera “nica” a los oscuros tiempos del filibustero de Nashville, William Walker. La traición dinamitó el idilio, y transformó hasta la más inocente experiencia internacionalista de alfabetización rural en una peligrosa trampa mortal que ninguna progre que gozara de tres comidas diarias en su casa se atreviera a compartir con nuestro ardiente idealismo.



Desde ese entonces, ningún nuevo avatar histórico me produjo tanta zozobra, tanta angustia y tantas contradicciones, como cuando ayer me enteré, azorado, que Florencia Peña había accedido a bailar por un sueño… ¿Qué caricia lírica intentará Silvio Rodríguez para sanar tanto dolor? ¿Qué oscuro abismo bucearán los poetas para hallar la inspiración que mitigue la ignominia? ¿Y Cristina no hace nada?

Sé que desde ahora, después de semejante quebranto a la mística revolucionaria, a la voluntad de lucha, no seré el mismo...  


Moyano - Castro
 
Scioli - Aranda - Escribano

Urtubey - Vargas Llosa

Urribarri - De Angelis

miércoles, 28 de marzo de 2012

Genocidas, socios y cómplices.

Hace una semana, un tribunal de Mar del Plata dictó sentencia en la causa del secuestro, tortura y asesinato de Carlos Moreno, abogado de obreros de Loma Negra. Un fallo importante, pues no sólo condena a los militares represores, sino también a los civiles que facilitaron la chacra donde estuvo retenido y fue muerto Moreno. Pero además, ordena investigar a los directivos de la empresa de Amalia Lacroze de Fortabat, porque se recogieron en las audiencias testimonios que permiten sospechar que integrantes del directorio de la cementera habrían instigado el crimen.
La singularidad del fallo reside en develar a la perfección la trama que rodeó al Golpe de Estado de 1976. Está claro el accionar de paramilitares, de las fuerzas de seguridad y de los militares, pero también existieron civiles colaboracionistas, y empresas que promovieron la instalación de la Dictadura para sacar provecho de la situación. No casualmente, Loma Negra fue la principal proveedora de cemento de la Dictadura, desde las autopistas de Cacciatore, pasando por Atucha, por ATC, hasta la remodelación de estadios para el Mundial 78.


Hay que reconocer que actualmente existe un criterio de política judicial favorable a inculpar a los responsables civiles, que se verifica con la condena al cura Christian Von Wernich en 2007, con la condena al Juez Victor Brussa en 2009 (primero en ser condenado de una lista de 55 funcionarios judiciales investigados),  con las múltiples causas penales abiertas contra José Alfredo Martinez de Hoz o con la remisión a la justicia de la investigación realizada por el Poder Ejecutivo Nacional por la apropiación por parte de la Junta Militar, Clarín, La Nación y La Razón, de la empresa Papel Prensa. Pero todas las causas han sido abiertas en relación a hechos aislados, episódicos.
En honor a la memoria completa debemos concluir que la complicidad civil, y especialmente empresarial, no operó durante la Dictadura como una suerte de alianza circunstancial, o de rapiña de ocasión. Por el contrario, el Poder Económico y el Poder Corporativo sirvieron de sustento ideológico, fueron promotores y beneficiarios directos de una política implementada con el fin de subordinar los destinos de la Nación a los intereses financieros transnacionales, propiciando la concentración obscena de la riqueza y el lucro ilimitado y la vuelta a un modelo de país subdesarrollado y agroexportador. No fue su objetivo el transitorio quebrantamiento del orden constitucional, sino la sumisión definitiva de los futuros gobiernos democráticos a los dictados de los intereses financieros internacionales.
La ideología neoliberal, como en el resto de Latinoamérica, necesitó de la Dictadura para instalar un modelo que exigía la desindustrialización y la exclusión  social como correlato y la sustitución del Estado por la preeminencia de los poderes fácticos como condición de éxito.
Los 30 mil compañeros no fueron desaparecidos por un designio de pura maldad de un grupo de uniformados sedientos de muerte, fueron inmolados para garantizar un nuevo orden donde los poderosos estaban llamados a  maximizar el éxito de sus negocios, y donde la democracia debía ser desacreditada como herramienta del pueblo para regir su destino y limitar a sus expoliadores.
Durante la dictadura, el accionar de los cómplices civiles y empresarios revistió el mismo carácter sistemático que el terrorismo de estado.


No podemos olvidar que el preámbulo del Golpe de Estado fue redactado en ocasión del lock out patronal convocado  el 16 de febrero del 76 por la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias, síntesis de la rancia oligarquía integrada por la Sociedad Rural, CARBAP, Confederaciones Rurales, Cámaras de comercio y de Sociedades Anónimas, Federaciones industriales y de la construcción, que patearon el tablero de la concertación por el que transitaban la CGT y la patronal Confederación General Económica, ambas disueltas por Decreto el mismo día que asumió la Junta. En la Proclama aparecen los mismos argumentos que, un mes más tarde, fueran esgrimidos como justificación oficial del Golpe de Estado. El paro careció de otro sentido que demostrar a las Fuerzas Armadas que buena parte del empresariado argentino, especialmente el vinculado a intereses extranjeros, respaldaba la ruptura del orden institucional, al pingüe costo de acatar su programa económico y de desarticular la organización sindical, y todo tipo de organización social o elaboración intelectual que pudiera implicar oposición o cuestionamiento al discurso único.
El gran capital abrió un ciclo, y pretendió que nunca fuera cerrado. El endeudamiento externo no sólo significó un gran negocio, libre de costos desde que Cavallo cargó sobre nuestros hombros la deuda originada en autopréstamos de las multinacionales a sus filiales locales. Resultó, por sobre todo, una herramienta eficaz para perpetuar el poder real consolidado durante la Dictadura, para birlar a la democracia los instrumentos de desarrollo, para someter las decisiones trascendentes a las recetas de los centros financieros internacionales, demasiado distantes para ser interpelados eficazmente por la soberanía popular. No se conformaron con robarnos 7 años, pretendieron hacerse dueños de nuestro porvenir.
A modo de exculpar a los que transformaron la sangre en lucro y a la masacre en un clima propicio para los negocios, hasta hoy se insiste en la idea que “la gente”, es ambiguo sujeto, apoyaba la interrupción del proceso democrático. Que estaban cansados del caos, de la corrupción, de la violencia y de la inflación.
Los mismos que hoy dedican extensos editoriales al respecto, son aquellos que en la época volcaron ríos de tinta en sacudir concienzudamente cada desatino del gobierno democrático, fueron los que sobredimensionaron en sus tapas las acciones de la guerrilla, generando una “sensación de inseguridad” de que cualquiera podía ser víctima, a la par que destinaban confusas y escasas líneas al accionar conjunto de la “triple A”, los grupos empresarios y las fuerzas de seguridad.
Episodios de represión extrema como el de Villa Constitución, que involucran a la Triple A, a la ortodoxia sindical, a las fuerzas de seguridad y al propio Martinez de Hoz como Presidente del Directorio de Acindar, fueron periodísticamente ninguneados, así como lo fuera el intento de encontrar una salida democrática a la crisis, adelantando las elecciones para el 17 de octubre de 1976.
El adoctrinamiento a la población del que fueron responsables los principales medios de comunicación masiva, no sólo incluía agitar el fantasma de la agresión guerrillera, también necesitaba del sistemático ocultamiento del accionar represivo ilegal, y el divorcio de la historia. El mensaje apuntaba a instalar la tesis de la aparición espontánea de la violencia, nunca a dilucidar que la misma era producto de décadas de opresión, de cercenamiento de derechos y de libertades, de la proscripción política y de la explotación. Los diarios y revistas, fueron el vehículo indispensable para que los mismos verdugos que deambulaban desde 1930, pudieran limpiar sus uniformes y volver a presentarse como Salvadores de la Patria.  


Tan bien diseñada estuvo la estrategia comunicacional, que el 24 de marzo de 1976, y los días subsiguientes, conceptos odiosos como “Golpe de Estado”, “Quebrantamiento del orden constitucional”, “Dictadura” se ausentaron de las tapas de los diarios, y fueron sustituidas por eufemismos escandalosos como “nuevo gobierno”, “¡Cayó Isabel!”, “las fuerzas armadas han asumido el ejercicio del poder” o “caducaron los mandatos políticos”.
Para lograr promocionar la necesidad del golpe primero, y el silencio frente a la represión brutal después, para la mayoría de los medios de comunicación, más eficiente que la amenaza de censura, resultaron los jugosos dividendos que dejaron las pautas de campañas publicitarias como “ganamos la paz”, Mundial 78, “Somos derechos y humanos” o “estamos ganando”, o la irreductible posición dominante con que se premió por los servicios prestados a Clarín y La Nación mediante la apropiación a punta de picana de Papel Prensa.
Desde entonces, poderes económicos y mediáticos transitan la historia de la mano, pretendiendo tomar distancia de los uniformados, pero defendiendo a ultranza sus añejos logros y privilegios, exigiendo conjurar fantasmas perimidos, denunciando irreales crisis, apelando a la desmemoria para proponer los mismos ajustes y el re-re-endeudamiento del Estado.
Patalean, en definitiva, añorando las épocas en que los Anu Sing no necesitaban de consensos ni votos para imponer políticas a medida de su conveniencia, sólo le bastaba blandir los vencimientos de títulos de deuda.
Es necesario ratificar nuestra incondicional pretensión de conocer el destino de cada uno de nuestro compañeros desaparecidos, de que a cada niño apropiado le sea restituida su identidad, de que cada asesino, torturador, secuestrador, apropiador, se enfrente con la ley y con la autoridad de los magistrados de la democracia.
Pero hacer honor a la verdad y a la memoria,  exige también develar los nombres y apellidos, y condenar, a aquellos que co-escribieron la tragedia desde fuera de los cuarteles.
No importa si lo hicieron  desde las reuniones de directorio, desde despachos ministeriales, desde sus altos estrados, desde sus púlpitos sagrados o desde sus oficinas de redacción.  Las decisiones empresariales, los decretos y sentencias, los sermones y las editoriales, también causaron casi tanto y tan perdurable daño como las balas.


AGMER Seccional Colón
Sec. DD.HH. y Cap.Sind.
24 de marzo de 2012.

sábado, 24 de marzo de 2012

Nostalgia de Jorge Rafael.

 
LA GLORIA.


LOS AMIGOS (el del medio era medio falluto)

Los admiradores (hinchada hay una sola).

El Jefe
Jefazo!

Guia espiritual (como Sai Baba, pero occidental y cristiano)

COSITA!
SOCIOS.

Este es defierro.

Este forro se hace el que no me conoce.

El Gordito pinta bien (quien lo hubiera dicho)

martes, 6 de marzo de 2012

LOS LÍMITES DE LO DEBATIBLE.

¿Todo es libremente debatible por cualquiera? En primera instancia tendríamos la tendencia de contestar que sí, que esta condición es casi una premisa del modo de vida democrático. Aquellos que creemos en el sistema político, incluso frente a aquellos que ni siquiera comulgan con él, pero no dudan en aprovechar sus beneficios, debiéramos sostener con firme convicción este principio.




Admitiendo como principio la “libre opinabilidad de cualquier asunto”, permítanme relativizarlo, aunque más no sea por vía de excepcionalidad, o condicionar la efectividad de su ejercicio a ciertas “conditio sine qua non”. Para hacer más gráfica (y comprensible) mi afirmación, echo mano al siguiente ejemplo: ¿tiene algún sentido práctico, o efectividad en la realidad social o política, el debate planteado por los 17 sobre la cuestión Malvinas, en el marco de las actuales condiciones que  impone la Constitución Nacional y las disposiciones internacionales vigentes?

Suponiendo que (como si ello fuera posible) la posición de los 17 se alzara con un triunfo dialéctico obteniendo una fuerte adhesión social, ningún impacto real podría tener en la ejecución de políticas desde el Estado, a menos que se impulse a la par la reforma de la Constitución Nacional (Cláusula Transitoria I) y el desconocimiento, al menos de las Resoluciones 1514 y 2065 de la ONU, y de toda norma de Derecho Internacional Público, que vincule a la Argentina y que, como lo hacen coherentemente, desconocen a los kelpers calidad de pueblo, y por ende, le niegan su derecho a autodeterminarse.

Lo que estoy diciendo, es que la Ley (nacional e internacional), es decir el Derecho, consolida las relaciones regulándolas y atribuyéndole ciertos efectos, y transforma en estériles ciertos debates, reduciéndolos a meras especulaciones con sentido más vano que el desplegar de plumas de una pavo real (al menos, el pavo real, de ese modo, levanta pavitas). 

Hoy, el Ministro Julio de Vido le remitió al intendente de Buenos Aires, Mauricio Macri, una carta documento intimándolo a hacerse cargo de sus responsabilidades funcionales respecto al subte. Las competencias del Estado Nacional y del Municipio de la CABA están perfectamente establecidas en la Constitución Nacional, la Constitución de CABA, por las leyes dictadas en consecuencia por cada uno de sus poderes legislativos y por los actos propios enmarcados en la ley de cada uno de los Estados.

Me parece una medida apropiada, y necesaria, la de De Vido. Encarrila la discusión por el andarivel que corresponde: Si las relaciones entre el Gobierno Federal y el de CABA están reguladas por el Derecho, y no se ponen de acuerdo con cuales son los derechos y obligaciones que le corresponden a cada uno en una cuestión puntual, se recurre a la Justicia (Suprema Corte de Justicia, para el caso) y punto. Los ciudadanos no tenemos por qué quedar enredados en un debate eterno y estéril, con argumentos amañados, manipulado desde las corporaciones mediáticas o económicas, con el fin de instrumentarlo como el lanzamiento de las aspiraciones políticas nacionales de su prohijado (como impúdicamente se reconoce ACÁ). Los ciudadanos porteños quieren (y necesitan) ver a los subtes funcionando, los ciudadanos del resto del país no queremos seguir subsidiando a la población que más y mejores recursos tiene. El marco regulatorio existe, que la Justicia determina, pues, a que Estado le toca cada cosa para satisfacer los intereses de todos.

A no ser, claro, que lo que subyazca sea la pretensión de desconocer la trama de relaciones existentes entre ambos Estados, y que se pretenda  modificarlas. En ese caso, plantéenlo claramente de una, impulsen una nueva Reforma Constitucional, y convóquennos a participar como ciudadanos plenos, y no como meros y pasivos telespectadores y consumidores de tergiversadas noticias de Clarín. Si el debate es político, aquel carril de participación democrática es el que corresponde.

Si cuestionamos la legalidad existente, está todo bien, las reglas necesarias para garantizar la convivencia son susceptibles de ser modificadas para dar lugar a configurar otros modos de relación. Pero lo que no es lícito es cuestionar y desconocer las normas, y no hacerse cargo de que para su reformulación, es necesaria una actividad que genere una masa crítica ciudadana interesada activamente en esa modificación. 

Es esa, o propender a la “Atomización del Poder Estatal”, una especie de corolario político de un argentinismo, propio de aquellos que cren que las leyes (o las instituciones) sólo son justas y hay que respetarlas cuando nos son convenientes. Delicado asunto al que volveré en la próxima.