jueves, 30 de agosto de 2012

Estan en otra...

28 de Agosto. El Concejo del Salario Mínimo Vital y Móvil se reúne por decimosegunda vez desde 2004 (después de ser archivado por Menem-De La Rua-Duhalde durante una década) y fiel a su tradición acuerda el incremento del salario básico de referencia. El piso de las negociaciones colectivas ascendió a $ 2.670 a partir del 1° de septiembre, y de $ 2.875 a partir del primer día de febrero de 2013. 




En 2003, ante la difícil situación negocial en que se encontraban los sindicatos, por la debilidad institucional y representativa en que se encontraban, impuesta por el 25% de desocupación que dejó como saldo el neoliberalismo, Néstor Kirchner por decreto incrementó de $200 a $350 el SMVM, escalonado en seis meses, antes de convocar por primera vez al Concejo. 

Desde la asunción de Néstor Kirchner, el SMVM pasó de representar menos de 70 dólares a los 580 de hoy día, el 290% de lo que representaba en las épocas de la convertibilidad.

Por sobre todo, el acuerdo representa la capacidad de las dirigencias obreras y empresariales de coordinar sus intereses, y del Estado de convocar y coordinar las fuerzas de la producción.

La misma fecha fue elegida por Hugo Moyano, ausente de la convocatoria, para exigir desde el programa de Chiche Gelblung el apartamiento del cargo de Vicepresidente de la Nación que detenta Amado Boudou, a raíz de las denuncias y la campaña instada por el Grupo Clarín. "Hasta que la Justicia profundice las investigaciones" pontifica, a pesar de que no se encuentra ni siquiera imputado en la causa. 

En sintonía con la añoranza de las épocas en que El Gran Diario Argentino lograba voltear vicepresidentes con 450 notas (según contabilizó el Cro. Chivo Rosssi), te dedico con amor el siguiente bolero de Celio González. A ver si interpreto tu pesar, Huguito.






La misma fecha es elegida por el Fiscal Estorbelli para dar curso a la enésima y delirante denuncia de Elisa Carrió, que acusa a Cristina por haber dado cumplimiento al pago de los BODEN 2012, en vez de usar los dólares para vendérselos a la clase media con capacidad de ahorro.

Para tu afán exhibicionista y tu escasez de recursos también hay, Lilita.





Por último, el Diputado del Proyecto SUR, Jorge Cardelli, como medio de “garantizar la pluralidad”, dice, pide que se quite de exhibición pública el cuadro “Evita castiga al niño marxista leninista” de Daniel Santoro, expuesta en el Congreso ¡DESDE EL 26 DE JULIO PASADO! O Cardelli desde antes de entonces no transita por el recinto o se suma con esmero a los esfuerzos de tapar la noticia del SMVM, llenando el aire con una prodigalidad de pelotudeces… 

Lo siento, Cardelli, pero para vos, lo único adecuado que encontré es esto:













miércoles, 29 de agosto de 2012

De Carrió a Aguinis. Escalada de desmesura.



Aquel aciago 2008 se coronó, en medio del debate sobre la estatización de las AFJP, con uno de los más formidables disparates evacuado alguna vez desde la boca de Elisa Carrió: la discusión equivalía a decidir “cuál era el mejor tren de Varsovia”, y los que estábamos a favor de terminar con la era de la estafa previsional éramos “las víctimas cómplices”. Parangonados con aquellos judíos integrantes de las orquestas que despedían los trenes que conducían a sus hermanos al exterminio en los campos de concentración. Una desmesura… pero funcional.



Tras de ello, las conclusiones eran contundentes: el kirchnerismo era el nazismo, la estatización del sistema de jubilaciones equivalía al genocidio. No recuerdo si lo concretó, pero amenazó con una denuncia penal y tildó a Cristina de Traidora a la Patria y a Néstor, directamente, de loco dictador que perdió la racionalidad del poder. Sentenció apocalíptica: “El matrimonio está ejecutando una política precisa, acordada, coordinada para la destrucción de la Nación Argentina”

Subrayo esto: por entonces, los partidarios del gobierno éramos, genéricamente,  rotulados como víctimas cómplices”. Casi una invitación a volver al redil de republicanismo salvador.

Las recientes apariciones de Marcos Aguinis en “The Nation” representan un verdadero salto cualitativo en esa caracterización (que ahora luce hasta piadosa). Me refiero al díptico conformado por “Un insulto a la democracia” (20 de julio) y el mucho más comentado y reciente “El veneno de la épica kircherista” (21 de agosto), ambos dirigidos a transitar la tan trajinada senda de la asimilación (forzada y forzosa) con el nazismo. 

Allí aparece la enumeración taxativa de los clichés deslegitimantes desde la perspectiva ideológica: el totalitarismo ejemplificado en la tergiversación del “Vamos por Todo” (Se pregunta y responde Aguinis: “¿Qué significaría, entonces? Significaría algo que hace temblar los dedos sobre el teclado de la computadora. Significaría caer en el agujero negro del totalitarismo. No menos que eso. En otras palabras, abandonar la democracia, porque en ésta nadie puede aspirar a tener y controlar "todo"), la omnipresencia de la Cadena Nacional, la invención de un relato, la alusión al infierno de Dante para crear el clima asfixiante y aterrador y las indispensables comparaciones de ocasión con la Gestapo y la Dictadura Militar, todo en el primer opúsculo. En el segundo, el cuestionamiento a la legitimidad de origen e incluso de gestión (atribuyendo los logros reconocibles a Lavagna), el “culto a la personalidad” a la norcoreana, la corrupción “septicémica”, y por supuesto, hasta el desenfado de la ya tan comentada (pero no por eso menos indignante y repudiable) asimilación  de las organizaciones juveniles y sociales K a las juventudes hittlerianas.



Compañeros, atención, dejamos de ser “víctimas cómplices” para ser etiquetados ahora, en el salto cuanti-cualitativo ensayado por Aguinis, como “fuerzas paramilitares” al estilo hittleriano, pero peores. Porque los camaradas de Joseph Ratzinger luchaban por ideales, de mierda, pero ideales al fin, “Los actuales paramilitares kirchneristas, y La Cámpora, y El Evita, y Tupac Amaru, y otras fórmulas igualmente confusas, en cambio, han estructurado una corporación que milita para ganar un sueldo o sentirse poderosos o meter la mano en los bienes de la nación”. La nueva “cosificación” no ha de ser gratuita, nos han tranformado en cómplices de una infamia.

Estas revulsivas diatribas degradarían intelectualmente a sus autores a la categoría de charlatanes improvisados, salvo que tengamos en cuenta su intencionalidad propagandística manifiesta en la estigmatización. Al parecer, para su intento de restauración conservadora, una porción de la oposición ha renunciado en forma indeclinable a la vía democrática. En sus trasnochadas elucubraciones se ven liderando el capítulo argentino de las “Revoluciones de Colores” que amenazaron con norteamericanizar la balcanizada ex URSS  al calor de las instrucciones de Gene Sharp. Por eso dije que, además de “forzada”, la asimilación con el nazismo es “forzosa”, parece ser que la CIA y las restantes agencias de insurgencia yanquis, ahora tienen pruritos para financiar el derrocamiento de gobiernos que no cuenten con mala prensa y una adecuada reputación de “autoritarios” o “dictatoriales”.

En este contexto, la invocación de la “locura” (tan del gusto de Fontevecchia), lejos de ser un insulto vano, adquiere la dimensión de mote deslegitimador, es una perfecta y vulgarmente comprensible causal de juicio político, procedimiento desdeñado por su incapacidad de erigir liderazgos de reemplazo, pero tenido en cuenta por la primer espada de la secta elitista “Tradición Familia y Propiedad”, Cosme Veccar Varela.

Hay que reconocerle a Carrió su rol apostólico y precursor. El mismo día de las elecciones de 2007 que ungieron a Cristina, por la mañana temprano, ya denunció fraude. A la semana inventó la caracterización de “legitimidad segmentada” para el nuevo gobierno aún no asumido, la comparación con el matrimonio Ceausescu y aquello de “la gente en la calle dice por qué no los voltean. La gente en la calle dice los quiero matar” tuvieron la misma intencionalidad. 



Ahora las voces y acciones se multiplican y amplifican, y la voluntad destituyente adquiere un carácter más orgánico y sistemático, y por ende, y sin perjuicio de la reincidencia del fracaso de sus expresiones de ¿masas? (caceroleo, abrazos a tribunales, rezos cívicos, cortes de rutas), más peligroso para la Democracia. Ojo, la de en serio, la del pueblo votando sin proscripciones, la de las transformaciones sociales y económicas, la de la inclusión y del Estado interpelando al poder real, no la de los manuales de la CIA, la NED, la USAID y la Albert Einstein Institution.



lunes, 27 de agosto de 2012

CHANTAS...

Un auténtico Sínodo de charlatanes importados de todos los rincones del mundo.
Como si en Buenos Aires escasearan... 
y Moreno no hace nada!













domingo, 26 de agosto de 2012

Assange: Comparaciones odiosas.



Los periodistas argentinos se estremecen frente una triste realidad: han dejado de ser el cuarto poder de la república. Consecuencia de ello, lloran, gritan y patalean, en lugar de autocriticarse y analizar las razones de la pérdida de credibilidad que ellos mismos han construido. Se quejan porque desde la política se les increpa y cuestiona la mala costumbre de manipular, recortar y tergiversar la información, pero su escasa humildad les impide considerar la crítica como un camino posible hacia la propia reivindicación. Añoran, en definitiva, las épocas en que 4 tapas podían voltear un gobierno o desde un piso se podía señalar el camino correcto, a modo de oferta imposible de rechazar.


Lejos quedaron la “Plaza del SI” convocada por Bernardo Neustad, o las conmovedoras marchas del silencio encabezadas por Bolumberg pero exhortadas desde las primeras planas, o los omnipresentes cortes de ruta en defensa del inalienable derecho de enriquecerse sin tributar. Ahora miran nostalgiosos la prueba de su decadencia: el fracaso de un neocacerolismo incapaz para inspirar algo más que lástima o risa.

Rugen su desprecio los editorialistas, refuerzan los epítetos denigrantes los columnistas, agitan fantasmas importados del pasado europeo los analistas, escarban contradicciones imposibles los noteros… pero lo hacen desde la cueva del despecho no asumido, desde suntuosas jaulas de oro, llavadas por dentro y glamorosamente amobladas por cuenta de la oligarquía. Y “la gente” pasa, los ve, los escucha, unos pocos los festejan un ratito… y la mayoría, les tiran maníes antes de mudar su interés a la próxima jaula. 

Empecinados en su rol de lobistas de la causa del retorno de un mundo ido, ningunean los emergentes de la nueva comunicación y se tornan incapaces de olfatear las oportunidades de reivindicación que se les presentan. Así como un perro atado termina cercenando aun más su libertad enroscando la cadena, cuando Julián Assange empezó a publicar los cables de la embajada norteamericana en wikileaks, desde su soberbia lo ignoraron. Cuando Julián Assange les cedió el material para que sea difundido multitudinariamente, manipularon la información, se regodearon en la perfidia de publicar lo que ya habían publicado, como si el cable diera crédito a sus elucubraciones pasadas, cuando en realidad no hacía más que levantarlas para que un jefe no tuviera que tomarse la molestia de leer los mediocres diarios locales, transformando la oportunidad en una fiesta del pavoneo y la intrascendencia. Buena parte de nuestros “periodistas militantes”, es justo decirlo, no atinaron a ver el recorte y la tergiversación de los hegemónicos, pifiaron al hablar de “una movida de la derecha republicana yanqui” y, en un acto reflejo para nada astuto, denostaron a Assange comiendo de la mierda que destilaban los intermediarios sin tomarse la molestia de revisar la fuente primera. 




Hoy el australiano que pateó el hormiguero es un forúnculo molesto para propios y extraños, sobre todo cuando justo ahí da el sol. La triangulación silenciadora-represiva orquestada por Londres-Estocolmo-Washington hace agua por la irrupción de un colado. Rafael Correa se transformó en el alma de la fiesta, y no conforme con incomodar a los anfitriones, hizo entrar a sus bullangueros vecinos y encendió las luces sobre el Pato de la Boda.  Un desquicio, todo patas arriba. Mientras la SIP, ADEPA y sus medios asociados (los mismos que fueron los primeros beneficiarios de las infidencias de Wikileaks) callan frente al evidente ataque a la libre circulación de la información, los campeones mundiales de la “libre expresión”, de “las libertades” y de “la democracia” son amenazados con ser obligados a ceder su cetro a los molestos gobiernos populistas sudamericanos. La transparencia está bien, cavilan, pero tanta termina por resultar molesta.

En Clarín, un azorado Gustavo Sierra titula “Assange, atrapado entre la venganza y el populismo” para intentar sensibilizarnos sobre la posición norteamericana: “Los Wikileaks fueron un duro golpe al sistema de poder en Estados Unidos. Ahora se nos hace muy difícil interrelacionarnos con gente que necesitamos. Saben que sus nombres y acciones pueden aparecer en cualquier momento en la prensa internacional. Destruyeron nuestra confianza", dijo a la BBC un ex secretario de Defensa estadounidense“, comprendamos, los nombres y acciones a los que refiere son los que inicialmente se trató de ocultar por la prensa hegemónica. A nadie le gusta que se lo escrache como un especie de mercenario ad-honoren, o espía amateur, o meros chupaculo del imperio. A Lanata por ejemplo, no le gusta, tampoco al Joaco, ni a tantos otros. 

Sigue el tipo sangrando por la herida que deja a la vista su miserabilidad: “Fue entonces que apareció "la solución ecuatoriana". Un país donde las libertades de prensa se encuentran seriamente amenazadas le da asilo al campeón de las libertades individuales. Una ecuación perfecta para el populista presidente Rafael Correa: mantiene bien en alto su relato de enfrentamiento contra "el imperio" y logra una visibilidad internacional que hasta ahora solo tenía su colega venezolano Hugo Chávez”. Tomen cuidadosa nota, “el relato”, esa despreciable práctica, es propia de un presidente democráticamente electo que intentó ser derrocado desde la redacción de un diario que sigue siendo publicado en Ecuador.  Según Sierra, Correa, fiel al uso de “ocultar las segundas intenciones”, no intenta liberar a Assange, lo atrapa para robarse la cucarda de libertario.




Y patinan, nuestros periodistas, en esa mancha de aceite que inundó las rutas de la información. Assange, a fuerza de develar la trama profunda de intereses, traiciones y alcahueterías que se sumerge bajo esos icebergs que son las embajadas norteamericanas, no sólo confronta el lado oscuro del poder real, sino que pone en evidencia la cobardía de los que desde diarios, revistas, radio y TV transitan cómodos los pasillos de la representación yanqui y son cómplices de aquellos de los que nunca hablan. 

Las consecuencias en uno y otro caso son claramente disímiles. El destino de Assange se anuncia parecido al de Rodolfo Walsh, al de Haroldo Conti o al de cualquiera de estos otros: ser acallado por los largos brazos justicieros de los ejemplos de la república y de la democracia o de sus sicarios. En cambio, la vocación de mártir de estos periodistas independientes está condenada a la frustración. Por más que declamen ominosas persecuciones y propalen indecibles terrores infringidos por imaginarios fascismos, cada mañana, tarde y noche los podremos encontrar nuevamente chorreando obscenas mentiras bajo el rótulo de “primicia”, de “valiente denuncia” o de “informe exclusivo”. 

Y se entierran un poco más en el barro que fabrican con sus heces. Ellos contribuyeron a visibilizar y popularizar Wikileaks, pero mostrándonos sólo algunas fotos recortadas. Ahora resulta que se abrió el plano y aparecen varios robándose los cubiertos de plata o retirando del guardarropa un abrigo ajeno.  Digo, ese saco de la libertad de expresión que se pusieron se nota a la legua que les queda demasiado grande.




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