viernes, 29 de noviembre de 2013

EX-PRO-PIA-CION ¿Cuál es la parte que no entendiste?




Tras largos dimes y diretes, Repsol acepta ayer la propuesta Argentina sobre el monto de la indemnización con que el Estado “compensaba” el 51% de las acciones de YPF que le expropiara en abril-mayo de 2012. 


A partir de ahí, una catarata de elucubraciones y acusaciones, por derecha y por izquierda, que suenan rimbombantes, pero que poco o ningún anclaje  tienen en el mundo real. Habremos de reconocer que, si hablamos de asidero, convergen las diatribas desde variadas fuentes: 1) el replicante titular de “confiscación” con que los medios hegemónicos vernáculos y extranjeros gustaban tildar sus informes sobre el proceso expropiatorio; 2) las reinterpretaciones de las argumentaciones con que funcionarios y dirigentes oficialistas respondían a las desmesuradas exigencias patrimoniales de Bruffau; ambas en franca contradicción con lo expresado en la ley; 3) las catilinarias moralizantes de la derecha paleoperonocarriotista; 4) la rebosante imaginación izquierdista; estas últimas dos adolecientes de desmemoria.  

Vayamos a la primera categoría de críticas (1 y 2), calificables como apelaciones a la desinformación, jugadas políticas, manifestaciones de deseos o aplicaciones prácticas del regateo mercachifleril al mundo de las altas finanzas. 

A modo de ejemplo, para la cobertura del proceso de expropiación del 51% de las acciones de YPF en manos de Repsol, La Nación inauguró la sección intitulada “la confiscación de YPF” para facilitar la búsqueda de las noticias y editoriales referidas al “avasallamiento”, la “inseguridad jurídica”, la “violación de derechos, especialmente el de propiedad” entre otros motes que distinguían peyorativamente la nacionalización. Por mayores precisiones, remito a este breve post “de época”: “Y ahora contame una de piratas”. 

Sancionada la norma, aparece la segunda fuente traída ahora a colación. También a modo de ejemplo, traigo a colación declaraciones de Axel Kiciloff, menos recordadas que tergiversadas para lograr el efecto “cambio de rumbo”. Mas allá de cualquier bravuconada mediática, en la exposición que en el mismo mes de abril/12 realizara en el Congreso a poco de intervenir el Directorio de YPF, quedaron claras las pretensiones de las “partes”: por un lado Repsol aspiraba a ser indemnizado con algo así de 11 mil millones de dólares, Kicillof cuestionaba esa cifra, hablaba de deudas con el Estado que compensarían buena parte de ese monto, y, en particular, la valuación del “pasivo ambiental” que no era reconocido por los balances de la empresa. A posteriori, Repsol demanda a Argentina ante el CIADI, intentando de ese modo escatimar de la jurisdicción argentina la tasación de activos y pasivos. Es decir, oficialmente, nunca el Estado Argentino discutió el derecho de Repsol a ser indemnizada, si respecto al justo valor de la indemnización. Nótese que, de los informes realizados por las provincias afectadas por la explotación petrolera española, se estima que el daño ambiental producido rondaría un total de casi 6 mil millones de dólares. A la empresa se le ofreció cerca de 5 mil millones en esa moneda (en bobos a mediano plazo), es decir que, monto comprometido más pasivo ambiental estimado unilateralmente, conforman la cifra pretendida por Repsol (aunque para llegar a los 10 mil de Bruffau, se supone que ya habría deducido el daño ambiental).  (puede consultarse Clarín acá y acá), sin perjuicio de advertir que las estimaciones de Kicillof en 2012 no son más que eso y “a ojo de buen cubero” (hacía apenas días que había tomado contacto con el material contable de YPF y no se había realizado ninguna estimación seria de pasivo ambiental), y que ni siquiera le competía hacerlo, como veremos.

De todos modos, a la prensa y a las agrupaciones opositoras le es útil recordar, parcialmente y sin contexto, estas cuestiones. De otro modo no podrían elaborar chicanas respecto al supuesto “paso atrás cerca del abismo de la crisis”, ni Joaquín Morales Solá podría invitarnos a la carcajada espontánea realizando su libre reinterpretación sobre  para afirma un cambio de rumbo (“Un giro político agazapado” una recurrente predicción tal como "se viene el ajustazo") que auguraría que “no falta mucho para que el Gobierno anuncie que entregará Aerolíneas Argentinas a alguna empresa aerocomercial privada, antes de que todos sus aviones terminen chocando en tierra”. En fin, un Nobel de Literatura a la derecha. 

Ahora bien… se paga, y no podría ser de otro modo, cualquier conclusión o aventurada hipótesis choca con varias normas legales. Repasemos: 

CN Art. 17: “... La expropiación por causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y previamente indemnizada...”
Ley Nº 26.741 (declara Interés publico el autoabastecimiento de hidrocarburos y expropia 51% acciones de YPF): “Art. 12- El precio de los bienes sujetos a expropiaciónse determinará conforme lo previsto en el artículo 10 y concordantes de la Ley Nº 21.499. La tasación la efectuará el TRIBUNAL DE TASACIONES DE LA NACIÓN” (¿Cómo? No era por Kicillof?).
Ley Nº 21.499 (Ley General sobre expropiaciones): “Art. 10 - La indemnización sólo comprenderá el valor objetivo del bien y los daños que sean una consecuencia directa e inmediata de la expropiación. No se tomarán en cuenta circunstancias de carácter personal, valores afectivos, ganancias hipotéticas, ni el mayor valor que pueda conferir al bien la obra a ejecutarse. No se pagará lucro cesante. Integrarán la indemnización el importe que correspondiere por depreciación de la moneda y el de los respectivos intereses”.
Ley Nº 21.499 (Ley General sobre expropiaciones): “Art. 13 - Declarada la utilidad pública de un bien, el expropiante podrá adquirirlo directamente del propietario dentro de los valores máximos que estimen a ese efecto el Tribunal de Tasaciones de la Nación para los bienes inmuebles, o las oficinas técnicas competentes que en cada caso se designarán (evidentemente no, no era Kicillof), para los bienes que no sean inmuebles. Tratándose de inmuebles el valor máximo estimado será incrementado automáticamente y por todo concepto en un diez por ciento”.
Ley Nº 21.499 (Ley General sobre expropiaciones): “Art. 18 - No habiendo avenimiento, el expropiante deberá promover la acción judicial de expropiación”. Avenimiento significa que existe un acuerdo de partes sobre el objeto expropiado y la tasación fijada, incluso, sobre la forma de pago y demás condiciones.

Trascripto lo cual, queda despejada la duda (o especulación) más grosera, desde que se sancionó la ley que expropia el 51% de las acciones de YPF, NINGUNA DUDA DEBIA QUEDAR de que el Estado Nacional se comprometía a pagar lo que consideraba su justo valor (en el caso, lo tasado por el TTN –que supongo habrá tenido en cuenta la cotización en bolsa de las acciones en ese momento- descontando el pasivo ambiental determinado por cada provincia). Todo lo demás fue –es- pirotecnia usada para mejorar posiciones negociales y/o aprovecharse de incautos –o maliciosos según el caso- repetidores y/o sacar un miserable rédito político de la situación. 

Otra duda que se despeja (con la mención de la legislación) es la que pretende inducir que ofertar un precio y una forma de pago a Repsol, es una maniobra espuria o ilegítima, tramposa o corrupta. Como claramente lo establece la ley general de expropiaciones: primero se sanciona la ley, después el TTN fija el monto máximo de la indemnización, después… viene el avenimiento. Si el expropiado esta de acuerdo, se acabó el rollo… como se acabó una vez que el directorio de Repsol dio el sí, para lamentación y escarnio de las hordas  de cagatintas y de especuladores financieros que hubiesen preferido seguir usufructuando con dilaciones, maniobras y entredichos. Los resultados están a la vista: las acciones de YPF pegaron un salto de un 12% en su cotización con la sola oferta, lo que representa una revalorización de su capital, en un día, equivalente al doble de lo que el estado nacional se comprometió a pagar a Repsol en 10 años. De paso PEMEX (uno de los principales jugadores mundiales en el ámbito del petróleo) quedó con las manos libres para participar en la exploración y explotación de Vaca Muerta mediante inversiones directas junto a YPF. 

Y aquí es cuando cabe entrarles al segundo grupo de cuestionadores: los adolecientes de desmemoria.

El icónico representante del grupo 3 resulta ser Pino Solanas. Con ampulosa adjetivación afirmó que: “la indemnización a la petrolera española Repsol que la Argentina pagará por la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF es una estafa y un acuerdo espurio", amenazando con “impugnar cualquier acuerdo porque acá hay una causa abierta que tiene a su cargo el juez Ariel Lijo por el vaciamiento de YPF”

Como adelantara, el acuerdo nada tiene de estafa o de espurio, al menos desde el punto de vista procedimental, el mecanismo de acuerdo está perfectamente previsto por la ley. En el mejor de los casos, Pino (como tantos otros) para ser tomado mínimamente en serio en su desacuerdo, debería cuestionar el precio fijado por el TTN, aportando fundamentos técnicos, ambientales y económicos en apoyo a su disímil apreciación… pero eso sería pedirle peras al Pino. 

En cambio opta por la insustancialidad de los epítetos, subrayados con cierto glamoroso tono barrionortesco, y la vacua excusa de un proceso penal por vaciamiento de YPF, como si ello resultara en óbice alguno, operación calcada de la ejercitada en el debate sobre la expropiación de la Imprenta Ciccone. En aquel momento se dijo que expropiar la empresa implicaba tapar una causa penal abierta, la empresa se expropió y la causa siguió su curso. 

Pero ¿es cierto que Repsol vació YPF? Todo pareciera indicar que sí. ¿Por qué entonces Pino Solanas voto a favor de la expropiación (sabiendo además que había que pagar) y ahora aparece con este cacareo? …  Una primer hipótesis (más indulgente) apuntaría a aseverar que está gagá. Otra, quizás más fundamentada, lo sindicaría como un oportunista mediático; y una tercera, afirma que es un jodido funcional a los intereses de los buitres que se regodean con la timba bursátil que crece al amparo de la incertidumbre sobre la suerte de la empresa estatal. Lo que (esquivando el debate sobre las motivaciones) es seguro, es que el acuerdo con Repsol nada quita ni nada agrega a la causa por vaciamiento. Pero además, teniendo en cuenta que el Directorio de YPF fue intervenido ni bien el proyecto de de ley fue remitido al Congreso y, en consecuencia el vaciamiento de activos debió producirse antes (durante el gobierno de Nestor según el cineasta), los valores atribuidos a posterioridad por el TTN (durante 2012-2013, los que no son impugnados nunca por Pino) reflejan esa pérdida patrimonial, es decir, no incluyen los bienes apropiados por los españoles. Si hubo vaciamiento y mala administración anterior, de eso debe darse cuenta en la tasación realizada al momento de la expropiación, no en momentos previos al vaciamiento. Y Lijo que siga laburando en lo que le toca, si algún día resulta que demuestra el delito imputado, ahí estarán Repsol y sus directivos para responder patrimonialmente, pero que no joda Pino, sabe bien que el motivo de la expropiación fue el logro del autoabastecimiento Hidrocarburífero… ¿pretende que tenemos que esperar la decisión de Lijo para avanzar en el logro?. 

Y por fin, algunas palabras para aquellos que repiten la misma cantinela de “¿por qué pagar por un montón de fierros viejos?” con que cuestionaban a Perón cuando estatizó (mediante expropiación) los ferrocarriles ingleses y otras empresas de servicios públicos. Esos que desde los confines de la izquierda claman como una cuestión de fe por la “expropiación sin pago”, agitando ante La Nación los cucos de la confiscación bolchevique, haciendo alarde de la herejía semántica y de la banalización de las palabras. Porque, mal que les pese a los troscoliches (y más o menos que nos guste a todos), en estos pagos cuando se expropia se paga, no hay otra… “expropiación sin pago” (como lo ilustré con las citas legales) es un contrasentido como “vender gratis” o “volar en el agua”. 

Por supuesto que es difícil el debate con esos que se paran en el pedestal de la pura utopía, sin pragma ni experiencia verificable en la historia y sin asumir ninguna responsabilidad respecto a la realidad social, política, económica, financiera, ni global ni local. Si por ejemplo, les argumento que incluso en procesos indubitadamente revolucionarios, de inocultable filiación marxista-leninista, como el cubano, el estado se apropió de los resortes de la economía utilizando el resorte de la expropiación (con pago de indemnización), y les muestro en respaldo las leyes  890 y 891 de 1960, argumentarán que estoy haciendo referencia a un burócrata reformista, conciliacionista y traidor del proletariado como Fidel Castro.

Pero debieran saber que ni es una cuestión de purismo principista, ni nada es totalmente gratis, porque se los dijo el propio líder espiritual de la secta en 1905: “Lo mismo vale, en una medida aún mayor, para la expropiación, poco importa que se efectúe con indemnización o sin ella. La expropiación con indemnización ofrece ventajas políticas pero entraña dificultades financieras, mientras que una expropiación sin indemnización implica ventajas financieras pero también inconvenientes políticos. Pero más grandes que estas o aquellas dificultades serán las que planteen los problemas económicos y de organización. Repetimos: el gobierno del proletariado no es un gobierno que pueda hacer milagros” (Lev Davidovich Bronstein, RESULTADOS Y PERSPECTIVAS. 8. El gobierno obrero en Rusia y el socialismo). En este caso, seguramente adjurarán momentáneamente de su exégesis y me dirán (Prensa Obrera y Clarín bajo el brazo) “Trotski no sabía nada… me voy a luchar contra el ajustazo que pergeñan para 2014, ¡YA!”. En fin…


jueves, 21 de noviembre de 2013

El Polémico Secretario de Comercio.




Luego de adoptar duras medidas tendientes a frenar una escalada inflacionaria en la canasta alimentaria básica, impulsada por el precio de la carne y justificada por la Sociedad Rural en la pérdida de vientres y escasez de stock (aunque desde el gobierno se consideraban maniobras de corte especulativo basadas en el desabastecimiento), el polémico  Secretario de Comercio declaró ante un medio de prensa: "Los comportamientos antisociales tendrán su correspondiente sanción, porque en la Argentina ahora gobierna la democracia. Quienes aprovecharon la situación deberán atenerse a las consecuencias, pues nosotros no renunciaremos a la aplicación de todos los mecanismos legales a nuestro alcance como la ley de abastecimiento, la legislación sanitaria e impositiva, la ley de defensa de la competencia. Puede haber cierres y se acentuará la fiscalización. Cuando a mí me dicen que atento contra la libertad de comprar y vender, yo pregunto si no se atenta contra la libertad de alimentarse cuando la libertad de comprar y vender en condiciones monopólicas, en condiciones usurarias, elimina la libertad de consumir que se merecen todos los argentinos."




Esto acontecía en marzo de 1984 (apenas a 3 meses de iniciado el gobierno de Alfonsín, con una economía estrangulada y un estado inexistente ante el poderío de las corporaciones económicas), el funcionario en cuestión era Ricardo Campero, y tras decretar una veda de carne vacuna durante una semana, impulsaba “acuerdos de precios” para los pescados y otras carnes. En la oportunidad aludió a la existencia de una "campaña ideológica” y que “esta estrategia de los sectores desplazados del poder tiende a que Alfonsín reine pero que no gobierne o lo haga en el marco de una coalición de centro derecha, porque no son capaces de aguantar seis años para entonces medirse en la arena electoral."

Estos intentos de domar a los sectores concentrados de la economía, no sólo le valieron a Alfonsín el abucheo en la Sociedad Rural, también el temprano escarnio periodístico, las puteadas de las Doñas Rosas en el mostrador de las carnicerías y hasta la ridiculización en medios “progresistas blancos” que se consideraban afines. Recuerdo la “Milonga Campera” publicada por entonces en la revista Humo®, ironizando sobre el intento de convencer a los consumidores (en su propio beneficio y como colaboración a la lucha anti-inflacionaria) de diversificar las fuentes de proteínas cárneas:

“La vaca es un animal
Odioso y mal entrazado
Peludo por todos lados
Con caspa y con mal aliento
Que se la pasa mugiendo y
Estorbando en los asados.”

Terminaba el versito con un “que porquería es la vaca y cuan absurdo su rol”.

Apenas dos años duró la “resistencia al régimen”. En 1985, su abanderado, un combativo Bernardo Grinspum, debió ceder la jefatura del Ministerio de Economía al mucho más ortodoxo Juan Vital Sourrouille (aplaudido por el stablishment), privatizador frustrado y padre de dos criaturas (Plan Austral y Plan Primavera) que fueron el preludio del noventista Plan de Convertibilidad. El polémico e intervencionista Secretario de Comercio fue sustituido por un hombre de diálogo y consenso, de buenos modales y amigable con los mercados: Roberto Lavagna, un prolijo técnico y “componedor nato” (que ya había pasado por un cargo similar –Director Nacional de Política de Precios de la Sec.Com.- no muy exitosamente en 1974). Si tal como se afirmaba por entonces, el demonizado intervencionismo era la causa de la inflación, pronto se encargarían en recordarnos que las actitudes laxas y la liberalización de los mercados se relacionaban directamente con la hiperinflación, el hambre, la destrucción del aparato productivo, el default y la crisis terminal de las finanzas del Estado (a pesar del congelamiento de salarios y el “achique” del Estado).  

Otro Polémico Secretario de Comercio de la época de Alfonsín, fue el nunca bien ponderado Ricardo Mazzorín. En realidad (y he aquí lo indicativo) no fue su gestión en sí la cuestionada, sino una medida en particular de 1988. Por una similar situación de mercado a la relatada al inicio, pero esta vez con su sucedáneo principal, la carne de pollo (lock out patronal - desabastecimiento especulativo - maniobra alcista). Mazzorin, en nombre del Estado importa, para abastecer el mercado y contener los precios, 38 mil toneladas de pollo.  De allí en más, una mezcla explosiva entre la inoperancia radical, la presión de los grandes productores y la complicidad mediática, dio lugar a todo tipo de mitos y especulaciones que lograron desactivar la medida y mantener el precio por las nubes. Los “la gente” se hacían eco de las versiones más disparatas propaladas por sus expoliadores, juraban ver filas de camiones deambulando con los cadáveres avícolas en estado de descomposición e infectados por la radioactividad de Chernovil y aplaudían el contundente informe de un joven notero Daniel Hadad, desenterrando pollos recién comprados de los basurales aledaños a la Capital. 

El escarnio a Mazzorin fue ejemplarizante de lo que te puede suceder si desafiás al poder omnímodo de los formadores de precios. Si bien fue sobreseído judicialmente de los cargos de corrupción con que había sido linchado mediáticamente, casi nadie se enteró de que su buen nombre había sido lavado, o en el peor de los casos, nadie creyó en su inocencia y continúa figurando en los catálogos de los grandes casos de corrupción en la democracia.

Al menos yo, no recuerdo el nombre de otro Secretario de Comercio que ejerciera durante estos 30 años de democracia (supongo que muchos, siquiera se acordaban de estos). Y fíjense por que recuerdo a los dos.

Resulta más que evidente que es un cargo en el cual, al momento de asumir (como en Matrix) te dan a elegir dos píldoras. Si elegís la azul, transcurrís en el mismo sin demasiados sobresaltos, es más, te hacés acreedor a la dulce y generosa complacencia de los poderosos. Se invisibiliza  tu presencia al punto tal de que podés gozar de lo beneficios del rango sin molestas objeciones ni aviesas miradas cuestionadoras, probablemente el futuro te depare un retiro en algún directorio de esos que figuran sólo en las actas societarias pero que rinden pingues ganancias.

Pero si escogés la roja… ay! Cada dia de tu vida, el hecho habitual de abrir el diario o encender la TV, te anoticiará de la desmesura de tu perversidad incurable, pondrá en evidencia la magnitud del odio que “todo el mundo” siente hacia tu miserable persona, cargará sobre tus hombros la catastrófica predicción maya y también la irresponsabilidad de su fracaso. Ni hablar si perdurás una década en el empeño de bancar los trapos en ese paso de Termópilas que conduce directamente a la víscera más sensible de los argentinos, a pesar del replique de la gota china en tu cabeza.

Me van a decir que un Secretario de Comercio es una pieza fungible en un diseño de gobierno. Que nadie es imprescindible, que el desgaste, que el cambio de imagen, bla, bla, etc. Puede ser, habrá que verlo. Nunca fueron abundantes los domadores de dragones, menos aún los que se animan a poner la cabeza dentro de su misma boca llameante.  Y Guillermo Moreno es uno de esos.



lunes, 18 de noviembre de 2013

Animate Truman... largá el Clarín.




Truman Burbank es, básicamente, un esclavo de las apariencias. Todo lo que vive, siente o comparte socialmente, está cuidadosamente prediseñado desde antes que naciera. Truman es el protagonista de un Show que otros pensaron, que otros explotan. Truman, en su pequeñez ignorante es una gallina de los huevos de oro. Pero, al igual que todos nosotros, Truman cree en su feliz libertad.



Un día, alguna inconsistencia pone en vilo las seguridades de Truman. Truman duda, y emprende un camino arriesgado y tormentoso por un mar de preguntas. Llega hasta la pared pintada que es el límite de un inmenso domo de la ficción más depurada y (hasta entonces) convincente. Asciende decidido una escalera hasta una pequeña puerta, la abre y la trasciende. Truman se libera.

El confín de la ficción nunca estuvo diseñado para que Truman accediera  a el, simplemente fue una limitación necesaria para los artífices del show. Ellos sí eran conscientes de su existencia, por eso resulta extraño pensar que alguna vez pudieran aludir a ella, aunque sea elípticamente, a riesgo de que Truman siquiera lo sospechara. Evidentemente, todos los fabricantes de ficción son conscientes de que hay límites, pero algunos no son tan perspicaces, o son tan temerarios que osan rozar su reconocimiento.

Clarín parece haber dado ese paso en falso. Sabe que Truman ya ha abordado el velero, y desató las tormentas disuasorias (no pretende hundir al protagonista, sino hacerlo volver a la costa de la mentira). Parece decir respecto a su producto (como Marlon promocionando el show) “Todo es verdad, todo es real. Nada es falso, nada de lo que ven en este show es falso… todo está controlado, como si alguna sinonimia pudiera ser arriesgada entre las ideas de “lo real” y “lo controlado”. 

Durante estos últimos días, en dos oportunidades el barquito de Truman pudo (con un mínimo de persistente voluntad, o de curiosa actitud), chocar el confín de la falsa verdad relatada por Clarín, sin necesidad de otra cosa que consultar la propia fuente alegada en respaldo de su relato. 

El jueves 14 nos sacude la noticia: "Argentina se ha convertido en el país con más robos de América Latina, superando incluso a territorios donde esos delitos eran un flagelo como México y Brasil. Así se destaca en el informe sobre Seguridad ciudadana con rostro humano, que acaba de publicar el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), según constató Clarín” (en “Informe de la ONU: Argentina es el país con más robos de América Latina. Por Natasha Niebieskikwiat). 

En el mezquinamente breve informe (que pretende condensar sesgadamente en menos de media columna las 285 páginas de “Seguridad Ciudadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América Latina”, desde esta página se puede bajar el informe completo que no me deja mentir) se consiga: “Para el caso de los robos, por cada 100.000 habitantes, en Argentina se cometen 973 delitos, en México 688 robos y en tercer lugar Brasil, 572. El informe del PNUD alerta que seis de cada 10 de los robos se cometen con violencia”. Las págs. 57 y sgtes. del Informe, no dice exactamente eso. Por un lado registran una pequeña baja respecto al parámetro anterior (2005: 980, 2011:973,3), por otro la tasa no registra los hechos de robo, sino sólo los hechos denunciados, reconociendo el informe que hay una “Cifra Oculta” que intenta descubrirse mediante la “Tasa de Victimización”, que incluye (mediante encuestas) a aquellos delitos contra la propiedad que no se denuncian. Si tomamos este parámetro (que pretende medir la cantidad real de hechos, y no sólo los denunciados, llegamos a varias conclusiones que Clarín sería incapaz de reconocer: 1) Que Argentina sea el país de Latinoamérica en que más denuncia este tipo de delitos implica que existe (en términos comparativos con el resto de los países) mayor “confianza en la capacidad de respuesta de las instituciones”, sorprendente, pero es así. 2) Si nos atenemos a los “Hechos emergentes de las tasas de victimización” (17,93%), el resultado desmiente categóricamente el aserto de Clarin. En la bucólica Uruguay, por ejemplo, se registran mayor porcentajes de robos que en Argentina, sólo que se denuncian menos.  3) Otro de los mitos que se caen es el “te matan para sacarte el celular”. Sin perjuicio de que algunos hechos de esas características existan, y de que casi en el  80% de los casos los delincuentes porten armas, en sólo el 12,1% se registran hechos de violencia concretos que se traducen en heridos (la mitad que en la pacífica Chile). 4) También se registra la verdad tantas veces desmentida mediáticamente. Argentina se mantiene en la categoría de “Baja” respecto a la tasa de homicidios dolosos, en el trinomio superior, equivalente a la de Uruguay y sólo superada por Chile (aunque la última información tenida en cuenta es la de 2008, los registros –dispersos es cierto por cuanto el Min. de Justicia, Seg. y DDHH desde entonces no publica síntesis en su página- se mantienen por debajo de los 6/100.000 hab.). No es para tirar cuetes, pero...

Otro dato que no registra Clarín, y que le concierne directamente, es la fuerte crítica que el informe efectúa a la tergiversación de datos, su utilización política (a favor de ineficaces propuestas de “mano dura” –que cuenta con un 30,5% de apoyo la Argentina- o de endurecimiento de penas –idem 84,7%-), y a la generación de percepciones erróneas que dificultan la comprensión y el correcto abordaje de la cuestión. Atribuye estas circunstancias distorsiva a una multiplicidad de factores y agentes, pero encabeza la lista con “Los medios de comunicación. La cobertura noticiosa acerca del delito, marcada por el uso de descripciones, imágenes y relatos, inciden en las percepciones de inseguridad. Si bien lo expuesto en los medios generalmente se refiere a un hecho específico, plantea la probabilidad de ocurrencia para cualquiera que se exponga a situaciones similares. La difusión mediática de un hecho real puede llegar a generar alarmas que superen a la misma realidad”. El “ruido mediático” se complementa, según el informe, sépanlo, con “La caja de resonancia de la clase media. En la medida en que América Latina ha crecido y que nuevos sectores se han incorporado a la clase media, éstos tienden a verse más afectados por los robos y con más frecuencia son víctimas de secuestro “exprés” y otros delitos patrimoniales. La repercusión mediática gana más fuerza en comparación con delitos cometidos en zonas marginales. El fenómeno de secuestro y robos a personas de altos ingresos amplía este fenómeno, con casos emblemáticos de gran impacto social.”

La conclusión, creo que la finalidad de la distorsión, se expresa en “La desconfianza interpersonal y en las instituciones. Aunque no parecen generar efectos tan inmediatos de alarma como las fuentes anteriores, sí ayudan a profundizar los sentimientos de temor. La desconfianza se arraiga en los individuos que perciben bajos niveles de efectividad en la reducción del delito y bajo desempeño en instituciones encargadas de su manejo —policía, organismos judiciales o gobernantes locales—. A la vez, la desconfianza interpersonal, percibida como bajos niveles de efectividad comunitaria e integración social, generan sentimientos crecientes de amenaza e inseguridad.” En otras palabras, se genera (con el pretexto de la preocupación por la seguridad) la desconfianza en el sistema democrático, se mella el apoyo los gobernantes y se promueve la desintegración social y comunitaria. Ahí está, la pared de Truman frente a tus narices.


El otro hecho tiene un contenido mucho más grotesco, evidentemente dirigido a exacerbar los sentimientos contradictorios que genera la farándula… es más obvia la referencia a Truman (el hombre de la vida televisada), tan obvia que ni siquiera merecía ser explicitada. La operación tenía por objeto agitar las conciencias de los mismos que hasta hace poco se quejaban por la excesiva exposición presidencial y caceroleaban contra de la Cadena Nacional, para sin solución de continuidad reclamar por lo que consideraban era la muy escasa información respecto a la salud presidencial. Un amasijo de sujetos influenciables y de indignación fácil, núcleos intelectualmente vulnerables y bastante homogeneizados, integrado tanto por ex K prototroskoides como por señoras gordas con ruleros.

La megaartillería mediática descerrajó un titular impiadoso: “50 millones de pesos para filmar a Cristina las 24 horas. El Gobierno lanzó una millonaria licitación para contratar un equipo de comunicación que la siga todo el día con cámaras HD”. Cristina omniprescente en la pantalla. Cristina trumanburbankizada, ozzyosbournizada y granhermanizada. Un escándalo: “se especifica que todo el personal técnico y operativo, esté disponible los siete días de la semana las 24 horas". Y menciona la fuente de la infamante especie, donde sus autores se regodean con el post perversamente intitulado: "CFK Truman Show: “Un ejército audiovisual se prepara para registrar el regreso de Cristina”. 

Si nos ahorramos las apreciaciones subjetivas y la capciosidad desmesurada de las intenciones, podemos poner nuestra atención en una licitación pública (Licitación Pública 24/2013, expediente 0006302/2013 correspondientemente publicada en el B.O.), que los propios autores se preocupan en difundir. 



Como podemos ver, no se trata de otra cosa que la renovación (en legal forma) de una actividad que ya se venía desarrollando, que nada tiene que ver con una persecución las 24 horas del día de la figura presidencial, sino en la mera compilación, edición y difusión de sus actividades oficiales, cumpliendo con el precepto constitucional y republicano de dar a conocimiento público (publicidad) los actos de gobierno. Ni siquiera excluyente de la figura de Cristina, sino de la Presidencia y los Ministerios.

No lo digo yo, está en el pliego de licitación. La única referencia a las 24 horas, todos los días, que contiene el contrato, es la pretensión de que el contratista cuente con disponibilidad permanente, ya que, obviamente, resulta imposible predecir con demasiada antelación las actividades a las que deberán darle cobertura. Así de simple.



Despójate ya del batón, las chancletas y los ruleros ¡oh, Truman opositor! Ni siquiera es necesario atreverse a navegar las aguas del mar de Google, ahora estás en la base de la escalera, a sólo un click de desbaratar la cacofonía clarinera que obstruye tu sinapsis. Tu puedes... no lo dudes, renuncia ya a la ortopedia intelectual clarinera.